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Gratitud, la gran práctica de sanación

La felicidad que todos conocemos normalmente es aquella felicidad o contentamiento que se obtiene a través de la obtención de algo (con sustancia o sin sustancia fisica).  Esa es la que comúnmente se transmite y se incentiva diréctamente en nuestra sociedad a nuestro pesar. Y es de la que más impacta en los niños y gente joven, a los que se les mercantiliza los primeros (fijaros en el uso y la obsesión que tienen de dispositivos electrónicos o las redes sociales). Es por ello también la fiebre u obsesión de la productividad, aprovechar el tiempo o generar eficiencia sobre las cosas.

Es lo que se nos ha enseñado y es lo que está CONTINUAMENTE INCENTIVANDO LA PUBLICIDAD, EL MERCANTILISMO, LAS REDES SOCIALES Y LA SOCIEDAD DE CONSUMO EN GENERAL. Los medios de comunicación tienen una flagrante responsabilidad aqui para la salud de las personas. 

Lo que no enseñan ni estimulan los medios de comunicación es el «desenganche» a lo externo, porque «no vende». 

Y es que la felicidad que no se obtiene a través de conseguir cosas externas ni por adicciones internas: La felicidad duradera viene a través del cultivo de la Gratitud y el Gozo por Ser. 

Y es que al final, lo que somos es en gran parte fruto de lo que creemos, nuestra educación y toda esa amalgama de razonamientos y necesidades con las que nos identificamos. Y es, siempre ha sido, nuestra propia elección.

Lo que se nos escapa es que éste tipo de felicidad o contentamiento no es la única que puede desarrollarse. Existe otro tipo de felicidad o contentamiento junto a este primero; aquel que no surge a través de la obtención de «algo», la FELICIDAD DURADERA ES UNA ACTITUD, QUE COMIENZA DESDE LA GRATITUD PORQUE YA EXISTO Y ES SUFICIENTE!

Y es que al final, lo que somos es en gran parte fruto de lo que creemos, nuestra educación y toda esa amalgama de razonamientos y necesidades con las que nos identificamos. Y es, siempre ha sido, nuestra propia elección.

Este otro tipo de auto-realización o contentamiento es aquel que la mayor parte de las tradiciones espirituales tratan de cultivar. Encontrar un método sistemático para ayudar al ser humano en este laberinto o confusión de la existencia es la razón por la cual se han desarrollado y llegado hasta nuestros días grandes tradiciones espirituales y filosóficas. Este segundo tipo de contentamiento – auto-realización o felicidad- no depende de que las circunstancias sean buenas o malas, que el mundo externo sea favorable o no. Está al margen del mundo externo. Se relaciona únicamente y es dependiente del mundo interno.

Según el Yoga Vasista, «No es inaccesible y no está en diferentes lugares«, es lo que resulta de experimentar el gozo en una misma.

Este tipo de contentamiento o felicidad normalmente se encuentra como «escondido», ocultado o camuflado por todas las cosas materiales de nuestro mundo. Y, hace que nos volvamos confusos y perdidos en un mar de deseos en el que nos sentimos una y otra vez incompletas/os. Según el Shvetashvatara Upanishad, «sólo una mente en calma lo puede conocer«.

Encuentra la calma. Practica la profundidad de tu espíritu y el gozo surgirá por si mismo.

La vida es un milagro. Tu respiración es un milagro.

Tu ser es lo más único, especial y valioso que puedes tener.

Párate un segundo (que lo tienes ahora mismo) y piensa: ¿A qué doy gracias hoy?, escríbelo y si quieres, escríbenoslo en comentarios! Gracias!

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Siete pasos básicos de las emociones

Indaga en los siete pasos básicos de las emociones. Lo que también se podria llamar la «alquimia de las emociones claras y oscuras». Un proceso que no se puede forzar, pero se puede fomentar cultivando ciertas habilidades emocionales básicas. Las tres habilidades básicas de punto de partida son atender, entablar amistad y entregarse a las emociones que nos incomodan.

Una vez más, este es un proceso amigable con el cuerpo: entrar en el cuerpo, no alejarlo de nuestros pensamientos. Al menos, es un proceso de tomar conciencia de cómo nuestros pensamientos desencadenan emociones y nos alejan de ellas. De manera similar, la entrega no se trata de dejar ir, sino de dejar ser. Cuando está abierto al dolor de su corazón y a la experiencia de su cuerpo, las emociones fluyen en la dirección de una mayor curación, equilibrio y armonía.

Debido a que todos somos prácticamente novatas/os muchas veces en este proceso, debemos disciplinarnos para ser conscientes y tolerantes con las emociones más oscuras. Este es un proceso no lineal, y se podría dividir en siete pasos básicos:

1) Intención

2) Afirmación

3) Sensación

4) Contextualización

5) El camino de la no acción

6) El camino de acción

7) El camino de la entrega.

1. Intención

La intención es el medio por el cual la mente, el corazón y el espíritu están comprometidos y enfocados. La transformación de las emociones oscuras comienza cuando establecemos nuestra intención de utilizar nuestro dolor, miedo y desesperación con el propósito de sanar. Es útil preguntarse: ¿Cuál es mi mejor intención con respecto al dolor, el miedo y la desesperación en mi vida? ¿Qué podría aprender o ganar con este sufrimiento?

2. Afirmación

El segundo paso para utilizar las emociones oscuras para el crecimiento es afirmar su sabiduría. Piensa en tu sensación como información. Esto significa cambiar la forma en que pensamos acerca de cómo nos sentimos y desarrollar y cultivar una actitud positiva hacia los sentimientos desafiantes.

3. Sensación

La inteligencia emocional es una inteligencia corporal, por eso hay que saber escuchar a tu cuerpo. El paso que llamo «sensación» incluye saber cómo sentir y nombrar las emociones a medida que las experimentamos en el cuerpo. Necesitamos familiarizarnos y ser más amigables con las sensaciones físicas reales de la energía emocional. La meditación, el tai chi, el yoga y otras prácticas físicas que cultivan la atención plena y eficiente son muy útiles. ¿Cómo te sientes en tu cuerpo cuando estás triste, asustado o desesperado? ¿Qué tipo de historias tiene tu mente sobre estas emociones? ¿Qué sucede cuando simplemente observas sin intentar comprender, analizar o cambiar nada?

4. Contextualización

En el paso cuatro, contextualización, te familiarizas con las historias que normalmente te cuentas sobre tu sufrimiento emocional y luego las colocas en un contexto social, cultural, global o cósmico más amplio. Al ampliar su historia personal, la conecta con una historia más amplia de dolor, miedo o desesperación en el mundo. Esto nos saca del aislamiento y el narcisismo de nuestra historia personal, y nos abre a transformar nuestro sufrimiento en compasión.

5. La forma de la no acción

La forma de no actuar, es la habilidad que los psicólogos llaman «tolerancia afectiva«. Se trata de no buscar el lugar de escape. Este paso amplía nuestra capacidad para hacernos amigos del dolor de las emociones oscuras del cuerpo. Cuando puedes tolerar el dolor del dolor, el miedo y la desesperación sin actuar prematuramente para escapar de él, estás practicando el camino de la no acción.

6. La forma de actuar

Las emociones oscuras nos piden que actuemos de alguna manera. Este paso trata de encontrar una acción o un conjunto de acciones que le den un buen uso a esta energía. En el camino de la acción, actuamos no para distraernos de la emoción sino para utilizar su energía con la intención de transformación. Encuentra la acción correcta.

7. El camino de la entrega

El camino de la entrega, es el arte del flujo emocional consciente. El flujo emocional es algo que ocurre automáticamente cuando sabes cómo atender y hacerte amigo de tus emociones. Cuando fluimos con la emoción, la energía se vuelve transformadora, abriéndonos a vistas inesperadas.

Este es el verdadero viaje de sanación de las emociones. Cuando miramos profundamente las emociones oscuras en nuestras vidas, encontramos tanto la universalidad del sufrimiento (todo el mundo sufre como tu) como cuánto sufrimiento es innecesario, el resultado de las desigualdades sociales, la opresión, la violencia y el trauma a gran escala. Nuestra conciencia tanto de la universalidad del sufrimiento como de sus manifestaciones creadas socialmente es fundamental para el viaje de sanación. Saber cómo nuestro dolor, miedo y desesperación pueden estar conectados a corrientes emocionales más grandes y condiciones sociales nos permite aceptar y tolerar de manera más fructífera todo lo que emerge. Tener más compasión por nosotros mismos y los demás y así comenzamos a sanar de una manera que nos conecta «al otro» en lugar de separarnos del mundo.

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La Sabiduría de las Emociones

Las emociones permiten que haya sincronicidad entre el cuerpo y la mente. Todas las emociones tienen su utilidad, si sabemos como escucharlas. En este articulo exploraremos la sabiduría de las emociones y los pasos que dar para sanar y autoregularse.

El miedo o la ira forman parte de la condición humana. También lo son la confusión o la duda asi como la alegria y el gozo. Cada una de las emociones tienen su utilidad si sabemos como escucharlas.  

En nuestro mundo existe un cierto tipo de intolerancia afectiva, es lo que se llama “fobia a las emociones”: un miedo generalizado y una evitación reflexiva de las emociones difíciles en uno mismo y / o en los demás. Esto va acompañado de un conjunto de creencias normativas incuestionables sobre la “negatividad” de los sentimientos dolorosos.

La fobia a las emociones es endémica de nuestra cultura y quizás de la cultura patriarcal en general. Lo encontrará en subculturas tan diferentes como retiros espirituales, libros populares de autoayuda y manuales psiquiátricos.

El dolor, quizás la más inevitable de todas las emociones humanas, dado el hecho inalterable de la mortalidad, se considera una enfermedad si se prolonga demasiado. Se dabe que supervivientes del Holocausto, pueden llorar activamente durante más de 10 años. ¿Es esto un dolor demasiado largo para el genocidio?

Emociones como el dolor, el miedo y la desesperación forman parte de la condición humana tanto como el amor, el asombro y la alegría. Son nuestras respuestas naturales e inevitables a la existencia, siempre que la pérdida, la vulnerabilidad y la violencia vengan con el territorio del ser humano. Estas son las emociones oscuras, pero con oscuridad no quiero decir que sean malas, malsanas o patológicas. Como cultura, hemos mantenido estas emociones en la oscuridad, las mantenemos vergonzosas, secretas e invisibles.

La fobia a la emoción nos disocia de las energías de estas emociones y nos dice que no son dignas de confianza, que son peligrosas. Al igual que otros rasgos que nuestra cultura la cual desconfía y devalúa la vulnerabilidad, por ejemplo o la dependencia, la emocionalidad se asocia con la debilidad, especialmente en las mujeres y los niños. Tendemos a considerar estas emociones dolorosas como signos de fragilidad psicológica, trastorno mental o defecto espiritual. Los reprimimos, intelectualizamos, juzgamos o negamos. Podemos usar nuestras creencias o prácticas espirituales para eludir su realidad.

Pocos/as personas aprendemos a experimentar plenamente las emociones oscuras, en el cuerpo, con conciencia. Es por ello que algunas personas experimentan sus energías en formas neuróticas o peligrosas. Es cuando actuamos impulsivamente. Nos volvemos adictos a una variedad de sustancias y / o actividades. Nos deprimimos, nos sentimos ansiosos o entumecidos emocionalmente, y las emociones oscuras abortadas están en la raíz de estos trastornos psicológicos característicos de nuestro tiempo. Pero no son las emociones en sí mismas las que son el problema; es nuestra incapacidad para soportarlos con atención.

Cada emoción oscura tiene un valor y un propósito. No hay emociones negativas; solo hay actitudes negativas hacia las emociones que no nos gustan y que no podemos tolerar, y las consecuencias negativas de negarlas.

Las emociones que llamamos “negativas” son energías que captan nuestra atención, piden expresión, nos ofrecen información y nos impulsan a tomar acción. El dolor nos dice que todos estamos interconectados en la red de la vida y que lo que nos conecta también nos rompe el corazón. El miedo nos alerta para proteger y mantener la vida. La desesperación nos pide que lamentemos por nuestras pérdidas, que examinemos y transformemos el significado de nuestras vidas, que reparemos los espacios rotos de nuestro interior.

Pero si el dolor es apenas tolerado en nuestra cultura, menos lo son el miedo y la desesperación.

Cuando el miedo se adormece, aprendemos poco sobre para qué sirve: su utilidad inherente como sistema de alarma que ignoramos bajo nuestro propio riesgo. El miedo entumecido es especialmente peligroso cuando se convierte en una fuente inconsciente de venganza, violencia y otros actos destructivos. Vemos esto actuado en el escenario mundial tanto como en la psique individual e interpersonal.

Si estás sufriendo, hazlo con atención. Presta atención a tu dolor. Detente y escúchalo. Hazte amigo de él y déjalo ser. Las emociones oscuras son maestros espirituales profundos pero desafiantes.

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T. K. V. Desikachar

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